UNA DECISIÓN PARA El SABIO

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2025-07-15 03:00:00
Pero ahora no lo absolverás, pues eres un hombre sabio y sabes cómo debes tratarlo para que sus canas desciendan con sangre al seol.»
1 Reyes 2.9
De entre los hijos de David saldría el sucesor del reino de Israel. Pero sería la elección de Dios, y el pueblo lo aceptaría. Así que Salomón se convirtió en rey y se sentó en el trono en lugar de su padre. Salomón fue calificado de sabio por su padre y recibió el encargo de ejecutar a Simei, que le había hecho mal a David cuando huía de Absalón. David dejó que el nuevo rey decidiera cómo se castigaría a Simei.
Después de la muerte de su padre, Salomón mandó llamar a Simei y le recordó el hecho de que había maldecido a David siguiéndole y arrojándole piedras: «Después mandó a llamar el rey a Simei, y le dijo: —Edifícate una casa en Jerusalén y habita ahí, no salgas de allí a ninguna parte;» (1 Reyes 2.36). Simei fue advertido, pero como tenía un corazón malvado, volvería a cometer errores. ¡Cuidado!
Salomón le dejó claro que, si Simei se saliera de la ciudad del gran Rey, moriría, y sería por su culpa: «Porque ten por cierto que el día que salgas y pases el torrente Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre caerá sobre tu cabeza.» (1 Reyes 2.37). No había forma de que alguien pudiera desobedecer una orden real y seguir con vida, porque en aquella época el rey tenía esa prerrogativa, él era la ley. Sin embargo, Simei observaba y no transgredía, viviendo dentro del límite impuesto.
La Palabra afirma que «Simei dijo al rey: —Tu palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.» (1 Reyes 2.38). A pesar de este acuerdo, decidió salir sin pedir permiso. Después de todo, en su mente, el motivo era justo, aunque sabía el castigo que sufriría. Debemos cumplir al pie de la letra lo que acordemos con el Rey Jesús, porque vendrán castigos si no le obedecemos.
Tenemos que estar atentos a las directrices de las Escrituras, para que no nos desviemos nunca del camino. Tenemos que poner nuestra atención en la Palabra, porque Dios nos juzgará por nuestras acciones. La Biblia dice: Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron junto a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Alguien dio aviso a Simei diciendo: «Tus siervos están en Gat.» (1 Reyes 2.39). A Simei ni siquiera le importó que no tenía permiso para ir a buscar a sus siervos, ¡así que siguió su camino!
Nuestras actitudes son testificadas por el Señor, que nunca dejará de cumplir Sus declaraciones. Si faltamos a nuestro compromiso con Él, recibiremos la sanción debida. Algunos vieron a Simei y a sus siervos en Gat y se lo contaron al rey: «Luego le dijeron a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y regresado.» (1 Reyes 2.41). Quien no honra su voto a Dios sufrirá las consecuencias. ¡Respete su pacto con el Señor!
Simei debería haber sido asesinado por el mal que cometió contra David. Cuando Absalón fue asesinado y David volvió a reinar, lo buscó y le pidió clemencia para que pudiera seguir con vida. David le dijo a Salomón que debía juzgar al insensato sabiamente, ¡y así lo hizo!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios del justo Juicio! En el tribunal de la eternidad, Tú te sentarás como Juez justo para juzgar a los que han despreciado la oferta de la salvación. Cualquiera que no se haya convertido será condenado a un tormento sin fin.
Es triste saber que irán a la condenación eterna muchas personas que, aunque tienen buen carácter, no han aceptado a Tu Hijo como Señor y Salvador. Usa a Tus siervos para predicar con el propósito de arrebatar almas del lago de fuego.
Ayúdanos a consagrarnos para hacer Tu voluntad, dándote el derecho de guardarnos como predicadores de la Verdad. Desafortunadamente, como sucedió en el Diluvio, muchos incluso se burlan de este asunto tan serio. Si no se vuelven a Ti, serán condenados. ¡Misericordia, Señor!