CLAMANDO AL SEÑOR

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2025-01-28 03:00:00

Él clamará a mí, diciendo: “Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salvación.”


Salmo 89.26

Clamar al Señor es el derecho de quien cree en Sus promesas y decide poner fin a sus problemas, ya sean sencillos o complicados. Dios no ve las situaciones como el hombre, ni teme al maligno. Sin embargo, los que son débiles en la fe temen al diablo porque no creen lo que Dios revela en Su Palabra, la Verdad (S. Juan 17.17). Somos herederos de las bendiciones que Jesús ganó al morir en la cruz en nuestro lugar. En vista de ello, ¡podemos y debemos pedirle ayuda!

        Los cristianos deben darse cuenta de que, aunque sean de Dios, también se enfrentarán a dificultades (S. Juan 16.33), pero no deben asumir una vida sin la bendición proporcionada por Jesús: la salvación. El Señor dice: Invócame en el día de la angustia; te libraré y tú me honrarás.» (Salmo 50.15). Haga su parte creyendo y verá que la liberación y otros dones le serán dados. Nunca olvide glorificar al Señor por Su fidelidad.

Incluso los perdidos conocen el poder de clamar al Dios verdadero. Jonás, el profeta fugitivo, subió a un barco después de haber pagado el pasaje y elegido el lugar que más le convenía. En aquel momento, el mar estaba tan agitado que parecía que todos iban a morir. Al principio, el capitán del barco pensó que se trataría de una tormenta normal, pero luego se hizo muy fuerte. Entonces despertó a Jonás y le dijo que invocara a su Dios (Jonás 1).

Cuando las cosas se ponen difíciles, incluso los que no creen en el Señor se desesperan y claman pidiendo ayuda, pero Dios no escucha a los pecadores (S. Juan 9.1-38). Ahora bien, cuando un pecador decide dar lugar al Altísimo, es escuchado por Él: Entonces el patrón de la nave se le acercó y le dijo: «¿Qué tienes, dormilón? Levántate y clama a tu Dios. Quizá tenga compasión de nosotros y no perezcamos.» (Jonás 1.6). La receta la dio un incrédulo, ¡pero seguirla es bueno!

Después de que Abel fuera asesinado por su hermano Caín, que le envidiaba por tener su ofrenda aceptada por Dios, Eva tuvo otro hijo llamado Set. De éste nació Enós (Génesis 4.25-26), y el significado de su nombre es hombre mortal. Nada se dice de las hijas de Adán y Eva, excepto que nacieron (Génesis 5.4). Después que Enós nació, ellos comenzaron a invocar el Nombre del Señor. ¿Cuántos años perdieron porque no entendieron lo que se obtiene al invocarlo? ¿Cuánto hemos perdido nosotros por no hacer lo mismo?       

La mayor bendición que se recibe por clamar con fe este Nombre fue profetizada por Joel: Y todo aquel que invoque el nombre de Jehová, será salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el resto al cual él habrá llamado. (Joel 2.32). En el Evangelio, el monte Sión, y en la Iglesia, Jerusalén, ¡hay liberación para los que son llamados!

Clame al Señor, declare que es su Padre, pero hágalo según lo que ha aprendido de las Escrituras, como la Roca de su salvación. Clamar significa utilizar el Nombre para expulsar el mal. Los hijos de Esceva intentaron hacer esto, pero fueron avergonzados por no actuar de acuerdo con la Palabra (Hechos 19.13-16). Hágalo con fe y verá el resultado (S. Marcos 11.23).

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios del Nombre salvador! Necesitamos temer Tu Nombre e clamarlo en espíritu y en verdad, o no recibiremos nada. Ayúdanos a respetarte lo suficiente como para que tengamos Tu poder en nuestras vidas. ¡Ayúdanos!

En el monte Sión, el Evangelio, queremos ver Tu gloria, y en Jerusalén, Tu salvación conquistada por Jesús. Así llegaremos a Ti, Te amaremos y mostraremos a todos que Tú perdonas los pecados y curas a los que sufren.

Tú nos llevarás a Tu Reino eterno, por eso Te pedimos misericordia, porque en el mundo hay tentaciones de todo tipo. Queremos mantenernos puros y sanos en nuestra fe, ¡para poder subir con Cristo cuando vuelva!