COMPRE UNA VASIJA

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2024-07-13 03:00:00

Así dijo Jehová: «Ve a comprar al alfarero una vasija de barro, y lleva contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de entre los sacerdotes.


Jeremías 19.1

Los siervos del Señor no tienen que preocuparse por el motivo por el cual Dios da determinadas órdenes, porque Su conocimiento es superior al nuestro. Es más, Él nunca explicará al hombre las razones de Sus planes, que son más grandes y mejores que los nuestros (Isaías 55.8-9). Siga, pues, la llamada divina y será bendecido. Cuando el Altísimo se expresa, quiere ver realizada Su obra. ¡Sea un siervo obediente a los mandamientos de Dios!

El Señor le dijo a Jeremías que comprara una vasija, pero no le dijo qué hacer con ella. Aun así, el hombre de Dios obedeció. Debemos tener en cuenta que, cuando Dios ordena que hagamos algo, actuará con nuestra participación o no, pero quien se niegue a su petición perderá la retribución de haber dado al menos un vaso de agua a uno de Sus elegidos (S. Mateo 10-42). No lo olvide nunca: ser fiel al Creador le traerá recompensas buenas y eternas. ¡Acepte las decisiones del Señor!

El profeta sería enviado a alguna parte y, en esta misión, tendría que llevar consigo a los ancianos del pueblo. Durante mucho tiempo, los siervos de Dios no se preguntarán por qué han sido elegidos, porque saben cómo actuar sin poner en peligro la obra de Dios. Los ancianos han aprendido lo suficiente para poder guiarnos en lo que necesitemos. A veces pensamos en contar únicamente con los jóvenes en nuestros emprendimientos, pero ¿saben ellos cómo actuar para no irritar al Señor? Muchas veces lo irritan por falta de respeto.

Jeremías no llevaría profetas inexpertos, sino maduros que no le causaran problemas. En la obra de Dios, los que han aprendido a respetar las indicaciones divinas y están dispuestos a actuar como manda el Altísimo son de gran valor. La Iglesia no habría avanzado rápidamente en la evangelización si los hermanos experimentados se hubieran cruzado de brazos y hubieran descuidado las ordenanzas del Señor (Salmo 92.14-15). Comprenda: el que ha roto piedras durante años conoce el camino a seguir.

Por el camino, habría más explicaciones, y la vasija era algo que los demás verían con el profeta. Aunque su atención se centrara en ella, no entenderían por qué tenían que llevarla. Lo importante no era conocer la razón de inmediato, sino que Dios la revelaría en algún momento. Sea un obrero temeroso de Dios; así, Él no le abandonará (2 Timoteo 2.15). Así como el Señor usó a Jeremías, también usará su vida.

La misión de una persona que quiere servir a Dios no nace en su corazón, sino en el del Señor, que la ha apartado para cumplir un propósito que no tiene ni idea de cuál es. Sabiendo esto, no desprecie lo que el Altísimo le ha confiado ni haga lo que crea mejor para su vida. El servicio al Reino de los Cielos le traerá recompensas inimaginables. Entonces, en el Gran Día, cuando Dios nos entregue la hermosa corona de la justicia, quedaremos asombrados, y tal honor nunca nos será arrebatado.

Jeremías llevaría amorosamente la vasija hasta que Dios dijera: “Basta”. El profeta vería el gran trabajo realizado desde la compra de este objeto hasta la orden de qué hacer con ella. ¿Qué le ha dicho el Padre celestial sobre Su obra? Es necesario que comprenda su responsabilidad: ¡conságrese a Dios para que no lo decepcione ni pierda el rumbo!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Amado Señor! Cuando Tú nos mandas comprar algo, tenemos que cumplir Tu voluntad, porque es una orden emitida por Ti. Tú nos amaste primero; ¡solo Tú eres digno de nuestro amor!

El hecho de que enviaras a Tu Hijo para sacarnos de las tinieblas y llevarnos a hacer Tu voluntad demuestra que nos amas y quieres lo mejor para nosotros. Examínanos y danos Tu dirección, porque no queremos desviarnos de Tu plan. ¡A Ti sea nuestra alabanza!

No importa adónde tengamos que ir; nunca podemos abandonar nuestra vasija en ningún sitio. Ayúdanos a seguir Tu guía. Padre, glorifícate con nuestras vidas mientras cumplimos Tus ordenanzas. ¡Te agradecemos que nos consideres dignos de estar siempre ante Ti!