DIOS OYÓ LOS GEMIDOS

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2024-05-17 03:00:00

Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto


Éxodo 6.5

Muchas de las promesas del Señor no son para el presente, sino para dentro de algunos años o siglos. Mire lo que dice la Biblia sobre la cuenta del tiempo para Dios: Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día. (2 S. Pedro 3.8). Rechace la mentira del diablo, que dice que todo seguirá como ha sido desde la creación. Puede parecer que Dios llega tarde, pero vendrá en el momento oportuno. ¡Ajústese y crea!

Dios le aseguró a Moisés que, con Su mano poderosa, sacaría a los hebreos de la esclavitud de Egipto, haciendo que el Faraón los dejara ir, y esto sucedió tal como lo había prometido. En primer lugar, el Señor ordenó a Su siervo que fuera a hablar con el gobernante egipcio (Éxodo 6.1-11). Cuando esto sucedió, el rey se puso tan furioso que probablemente ordenó aumentar la cuota de ladrillos producidos por los hijos de Jacob. Dios se dirigió a Moisés diciendo: Yo soy Jehová; di al faraón, rey de Egipto, todas las cosas que yo te digo a ti. (Éxodo 6.29). El Altísimo hizo esto para tranquilizar a Su enviado, porque solo había uno que tenía poder: Él, ¡el Señor!

Las revelaciones del Señor a los hombres comenzaron poco a poco, porque aún no tenían la capacidad de comprenderlas completamente. Hoy, nosotros tampoco las tenemos completamente. Pablo recibió hermosas revelaciones, pero a causa de la falta de estructura del apóstol, Dios dejó que le acompañara un “cachorro” del diablo: Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca (2 Corintios 12.7).

Dios dijo a Moisés: Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, pero con mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos (Éxodo 6.3). He aquí el secreto para nosotros hoy: conocer el Nombre de Jesús, por el cual deben salir los males cuando nuestra orden es dada con fe y autoridad (S. Lucas 10.19). Este Nombre nos permite entrar en la presencia del Padre para reivindicar Sus promesas (S. Marcos 16.17-18).

El Señor también habló de la Tierra Prometida, Canaán, la tierra de peregrinación de los patriarcas: También establecí mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros y en la cual habitaron. (Éxodo 6.4). ¿Qué más necesitaba Moisés para ir a ver al Faraón y mostrarse audaz ante él? Nada. Cuando el gemido de Israel llegó a Sus oídos, Dios utilizó a Moisés para que fuera como Él en aquella tierra. El Todopoderoso soltó las plagas y el pueblo se marchó.

 Moisés seguía tratando de convencer a los hebreos de que serían liberados. Lea la declaración final del Señor: Por tanto, dirás a los hijos de Israel: “Yo soy Jehová. Yo os sacaré de debajo de las pesadas tareas de Egipto, os libraré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con gran justicia. (Éxodo 6.6). Bueno, ahora ya no tenían nada más de qué quejarse, ¡porque estaba claro que Moisés tenía la unción para sacarlos de ese horrible y malvado lugar!

        Para finalizar el entendimiento de Moisés y el pueblo, Dios dijo: Os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy Jehová, vuestro Dios, que os sacó de debajo de las pesadas tareas de Egipto. Os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo os la daré por heredad. Yo soy Jehová. (Éxodo 6.7-8). Ahora usted puede asumir todas las declaraciones y vivirlas.

 

En Cristo, con amos,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios que nos escuchas! Cuando Tu pueblo despertó de su pesadilla, gritó recordando el Pacto hecho con los patriarcas. Tú escuchaste ese grito y llamaste a Moisés para que sacara a Israel del cautiverio y lo condujera a la libertad.

Hoy, miles de personas también Te piden ayuda, porque la carga es demasiado pesada. Tu Hijo ha prometido aliviar a los que acudan a Él. Lo hemos anunciado por todas partes. ¡Gracias, Padre!

Queremos tener el poder de liberar a los que están en el submundo de la prostitución, a los drogadictos y a los que hacen la voluntad del diablo. Tu Palabra nunca fallará, y tenemos pruebas de ello. ¡Úsanos para que arrebatemos a algunos más!