EL ÁNGEL Y EL PATRIARCA

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2025-03-04 03:00:00

Cuando el hombre vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.


Génesis 32.25

Jacob necesitaba la bendición de Dios, así que al anochecer llevó a su familia al otro lado del vado de Jaboc, un pequeño arroyo, y volvió para orar al Señor en privado. En cierto momento, un ángel con forma de hombre se le acercó y estuvo luchando con él toda la noche. Cuando se acercaba el amanecer, el ángel le pidió que lo dejara ir porque ya iba a amanecer, pero Jacob le puso una condición: solo lo dejaría ir si lo bendecía primero. ¡Él sabía creer!

Aquella lucha simbolizaba la verdadera batalla que se libra en el ámbito espiritual hasta que la promesa se cumpla en nuestras vidas. Aunque parezca tarde, Dios la confirmará y la cumplirá tal como nos fue revelada (ver S. Lucas 18.1-8). Lo que siente cuando pone su atención a una promesa bíblica es la certeza que le da el Señor de que es suya; al fin y al cabo, los testimonios del Altísimo son firmes (Salmo 93.5; 119.2).

Cuando comprende una revelación de Dios, se convierte en suya; por lo tanto, tiene la obligación de recibirla en su vida. Aunque el ángel quiera irse con cualquier justificación, nunca lo acepte. Ese ángel era Dios luchando con Jacob, y Jacob no quería dejarlo ir. Así es como debe luchar en la oración. Si el Señor le ha visitado a través de la Palabra y le ha dado la promesa, ¡acéptela!

Al final, el ángel le dijo al patriarca que se llamaría Israel porque había luchado con Dios y con los hombres y había vencido. El profeta de Judá, mencionado en el primer libro de los Reyes, capítulo 13, al final despreció la dirección del Altísimo y por eso fue muerto por el león. No importa si escucha a un profeta mentiroso; será culpa suya si desobedece el mandamiento del Dios supremo. Nunca se aceptarán excusas si desobedecemos la Palabra. ¡Seamos príncipes y venzamos!

Jacob fue fortalecido por el Señor en esa lucha. De la misma manera lo será usted, y Dios cumplirá lo que le ha prometido. Jesús dijo: Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. (S. Mateo 11.12). Sea más fuerte que el fuerte: Pero cuando viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita todas las armas en que confiaba y reparte el botín. (S. Lucas 11.22).

El patriarca salió cojeando de la batalla gracias a su persistencia, y esto demuestra que es mejor ser herido que perder la vida. Existía el peligro de que Esaú matara a su hermano y a su familia. Sin embargo, Jacob recibió la bendición y eso nos salvó. Si hubiera muerto, Jesús no habría nacido. Esta lucha no fue solo por Jacob y su familia, ¡sino también por la humanidad, que sería salvada por uno de sus descendientes!

Nada le sucederá si pelea con Dios por la promesa que le ha hecho: Ahora, pues, Israel, ¿qué pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová, tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. (Deuteronomio 10.12). ¡Persevere hasta que gane su vida!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de la gran batalla! La batalla de Jacob Contigo para hacer cambiar de opinión a su hermano Esaú nos enseña que también nosotros tenemos que luchar como lo hizo Tu perseverante siervo.

 Aviva el corazón de quien lee este mensaje y ora conmigo ahora. Así, Te temerán y Tú estarás con ellos. Al respetarte, luchamos para que la promesa que salió de Tus labios se confirme. No podemos ser falsos cristianos. ¡Ayúdanos!

Nunca saldremos cojos de nuestra lucha contigo, sino curados en cuerpo, alma y espíritu. Nuestra victoria significará mucho para las personas que Te escuchen a través de nosotros. Señor, ¡tomamos posesión de lo que hemos pedido!