Dios sabe todo lo que hace y lo hace perfectamente. Si David se hubiera casado con Merab, la hija que el rey había prometido a quien derrotara al gigante Goliat, probablemente ella se habría disculpado por no haber advertido a su marido sobre la trampa tendida por su padre. Como Saúl era malvado, ella diría que su vida estaba en peligro si revelaba su plan contra David. Sin duda, este sería el fin de David, pues los verdugos del rey lo matarían. ¡Saúl estaba decidido a matar a su yerno!

Como hemos visto, Saúl estaba obsesionado con eliminar al héroe de Israel, ya que no lo quería como próximo rey. Ciertamente, David tendría un reinado superior al suyo. Saúl intuyó que David sería su sustituto y pasaría a la historia como el mejor rey del pueblo israelita. No sabemos nada de lo que el diablo trama contra nosotros. La Biblia declara: Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; (2 Timoteo 3.12). ¡El Señor garantiza que ningún mal nos sobrevendrá!

En cualquier situación, siempre habrá una ventana para nuestra fuga. Incluso si la enfermedad es mortal, el Todopoderoso ya nos ha preparado una salida. El Señor no nos dejará ir como ovejas al matadero, sino que enviará a Sus ángeles para que nos guarden. Nada nos impedirá hablar como Pablo: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. (2 Timoteo 4.7). ¡Nunca huya de las batallas, porque el Señor estará con usted!

El corazón de Mical fue generoso con su marido. Haciendo caso omiso de la orden de su padre y, ciertamente, a riesgo de morir, advirtió a David sobre el macabro plan de su padre y se ofreció a dejarlo bajar por la ventana para que pudiera escapar. Con la habilidad de un guerrero, logró escapar. Los siervos que lo observaban no tenían idea de las habilidades del joven. ¡Esté siempre conectado con Dios y vea la obra que Él hará!

Ella siguió a David con la mirada hasta que se alejó. Así, consideró su participación en esa buena obra. Lo importante era sacarlo de allí. David sería llevado sano y salvo a un lugar adecuado. Saúl se fue a dormir esa noche con la conciencia llena de mentiras y errores, pensando que, al día siguiente, su yerno ya estaría muerto. Esta maldad hizo que los enemigos de Israel se convirtieran en sus fuertes desafiantes.

David huyó de la ira de quienes deberían haberlo amado. Después de todo, un poco antes se había ofrecido a eliminar la vergüenza de su nación. Al permitir que David peleara, Saúl vio que el joven tenía talento, bueno en la guerra, un hombre perfecto, intrépido y agradable. Esto enfureció al rey y lo persiguió. Al perder el sentido de ser un buen ciudadano, Saúl se convirtió en un monstruo vestido de santo, el “protector” de su país.

Imagínese cuánto habría ayudado David a Israel cuando se enfrentó a los filisteos, ¡sus eternos enemigos! Sin embargo, el rey no quiso escuchar al Señor y se inclinó a las sugerencias del diablo. Solo tenemos la opción de escuchar a Dios, a nadie más. David escapó para huir del obstinado Saúl. Entonces el rey reunió a tres mil soldados y persiguió al futuro rey de Israel durante mucho tiempo, sin encontrarlo nunca. ¡Manténganse firme en el Señor, su Protector!

En Cristo, con amor,

R. R. Soares