EL QUEBRANTAMIENTO DE LOS ENEMIGOS
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2025-01-27 03:00:00
Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos y heriré a los que lo aborrecen.
Salmo 89.23
Ningún cristiano necesita esforzarse por derrotar a sus enemigos, porque el Señor ha dicho que ésta es Su prerrogativa. Dios se encarga de derrotar a los que se levantan contra usted. El Padre nos ha enseñado cómo tratar a quienes nos persiguen y calumnian: dejar que Él se encargue de la situación. No importa si alguien ha pasado mucho tiempo en la brujería; ¡el diablo ya no tiene poder sobre el que es salvo! (1 Juan 5.18)
En la Biblia, leemos acerca de varias batallas en las que el pueblo de Dios recibió una gran ayuda de Su parte. Cuando parecía que los israelitas iban a perder la batalla, clamaban al Señor, y Él les ayudaba de una manera nueva y grandiosa. Entonces sus verdugos fueron totalmente derrotados. Todo lo que le ocurrió a Israel en aquella ocasión es un ejemplo de lo que les ocurrirá a los que confían en Dios (1 Corintios 10.1-11). Así que, en cualquier situación, ¡reivindique sus derechos y crea!
Podemos tomar como ejemplo la destrucción del ejército egipcio, cuando el Faraón se arrepintió de haber liberado a los hebreos y decidió ir tras ellos y acabar con ellos. El Señor intervino e hizo que los soldados egipcios, que intentaban matar a los hijos de Jacob, se ahogaran en las aguas del Mar Rojo: Ha echado en el mar al caballo y al jinete. (Éxodo 15.1b). ¡El Todopoderoso vela por nosotros!
La batalla por Canaán había empezado bien para Israel, y los pueblos que vivían allí se unieron para dar una respuesta digna. Cuando algunos reyes se enteraron de que Gabaón había hecho las paces con Israel, fueron a atacarla. Josué se había comprometido a proteger a los gabaonitas, que le pidieron que acudiera rápidamente en su ayuda. El profeta respondió a esta llamada, y Dios le ayudó mucho, enviando piedras del Cielo sobre los amorreos y deteniendo el sol durante casi un día (Josué 10.1-14). ¡El Altísimo también le ayudará!
En una ocasión, Dios acudió en defensa de Judá cuando el rey Asá se vio incapaz de luchar contra el ejército etíope, que venía contra él con un millón de soldados. Como resultado, los adversarios fueron derrotados: Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes. (2 Crónicas 14.12). El diablo no puede destruir al pueblo de Dios si ora con determinación. Nunca preste atención a su problema; repréndalo y el Señor le responderá. ¡Él es nuestro Padre!
Ningún pueblo pudo resistir al Imperio asirio, que gobernó durante 13 siglos. Pero cuando su rey quiso subyugar a Judá, el pequeño país cuyo gobernante era temeroso de Dios, fue derrotado por Ezequías, que amaba al Altísimo: Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. A la hora de levantarse por la mañana, todo era cuerpos de muertos. (2 Reyes 19.35). ¡Dios está listo para librarle del mal!
Por medio de Etán, Dios prometió derrotar a nuestros adversarios delante de nuestras narices. Esto se hizo cuando Jesús fue al Infierno y despojó a Satanás y a sus demonios del poder que habían tomado de nuestros primeros padres, Adán y Eva (Colosenses 2.15). Ahora ya no pueden oprimirnos, porque gracias al amor de Jesús, que derrotó al diablo y a sus príncipes, ¡hemos sido perdonados, liberados y vivificados!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor, nuestro Libertador! No tenemos palabras para agradecerte por Tus bendiciones derramadas sobre la humanidad cuando Jesús pagó el precio de nuestra redención. Este es el momento de reprender el mal y glorificarte por la salvación en Cristo.
No tenemos que soportar los sufrimientos causados por el diablo; en el Salvador, hemos sido redimidos de la caída de Adán y vivificados. Esto es lo que dicen de nosotros las Escrituras, ¡por eso Te damos las gracias!
Prepáranos para ministrar la salvación a los cuatro rincones de la tierra, confirmando el precioso mensaje mediante la realización de maravillas, prodigios y señales en favor de los que siguen las revelaciones de la Palabra. ¡Ellos son los bienaventurados de esta generación!