FUERA DEL ESPÍRITU
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2024-12-30 03:00:00
Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, pues se encolerizó mucho contra él a causa de esto. También oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.
2 Crónicas 16.10
El rey Asa sirve de ejemplo a los que aman al Señor. Cuando asumió el trono de Israel, la situación era caótica. Asa se sometió a Dios y decidió cumplir su reinado con la guía divina. Así que pronto implementó reformas en el país, según la dirección del Altísimo, y todo empezó a arreglarse. Fueron diez años de éxito para toda la nación (2 Crónicas 14 y 15). Sin embargo, este rey se equivocó al enorgullecerse de sus logros y tuvo problemas, pero se humilló y Dios volvió a ayudarle.
El Maestro dijo que quien quiera salvarse debe perseverar hasta el fin (S. Mateo 24.13), enseñándonos a rechazar las tentaciones sugeridas por el diablo en todos los ámbitos de la vida. Es bueno prestar siempre atención a la Palabra de Dios. Jesús advirtió sobre la semilla que cayó entre espinos: Pero los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y la hacen infructuosa. (S. Marcos 4.19) ¡Las tentaciones son serios problemas!
¿Cómo podemos escapar de las preocupaciones de este mundo? Cuidando la obra de Dios realizada en usted y en su familia, para que el maligno no se interponga en su vida cotidiana. ¿Cómo librarse del engaño de las riquezas? No dejando que la codicia entre en su corazón, haciéndole desear enriquecerse: Y les dijo: —Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (S. Lucas 12.15). ¿Cómo escapar de las codicias de otras cosas? Amando al Señor (1 Pedro 4.8).
La respuesta se encuentra en las Escrituras y en los testimonios de Dios que se le dan cuando esté leyendo la Biblia o escuche la predicación de la Palabra. Todo lo que le llame la atención debe examinarlo con atención. Medite en lo que su corazón comprenda; luego, cuando se dé cuenta de que una palabra va dirigida a usted, agradézcale a Dios y haga de ello su modo de creer en el Señor. Persevere en lo que ha aprendido de las Escrituras. ¡Eso es lo que dijo Jesús! (S. Juan 15.7).
Asa había cometido un grave error. En el año 36 de su reinado, Baasa, rey de Israel, subió contra Judá y fortificó Ramá, para evitar que se comunicaran con Asa, rey de Judá. (1 Reyes 15.17). Sus temores le hicieron tomar el oro y la plata de la casa de Dios y enviarlos al eterno enemigo de su pueblo, al rey sirio Ben-adad, pidiéndole ayuda, y la obtuvo. Cuando vio que el soberano sirio había escuchado a Asa, Baasa abandonó Ramá y regresó a su casa. Ante esto, ¡Asa se llenó de alegría!
El Altísimo envió al profeta Hanani, que reprendió a Asa porque ni siquiera había orado al Señor pidiendo ayuda: «Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová, tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. (2 Crónicas 16.7b). En lugar de arrepentirse y pedir misericordia a Dios, ordenó que echaran al profeta en la cárcel. Asa cometió su mayor error: no volverse al Señor. Tres años después de esta maldad, ¡tuvo una enfermedad en los pies!
Anteriormente, Asa había hecho jurar a todo el pueblo de Judá que todo aquel que no buscara a Dios moriría, pero, aunque estaba muy enfermo, no siguió su propia orden, sino que acudió a los médicos (2 Crónicas 16.12-13). No cumplió su juramento y murió de la enfermedad que lo asolaba. ¡No abandone al Señor por nada!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor de los que Te buscan! Mucha gente se olvida de Ti y vive como si Tu no fueras Quien eres, el Creador de todo, el Autor y Consumador de la fe. Asa hizo lo que no debía, creyendo en aquel que había engañado a su padre, Abías. ¡Asa actuó igual que él!
No debemos indignarnos contra quienes nos advierten de nuestros errores, sino seguir la Biblia, arrepintiéndonos y confesando nuestros pecados para que obtengamos la paz que nos da el perdón prometido. Padre, ¡perdónanos y límpianos de toda injusticia!
Asa empezó bien su gobierno, pero terminó muy mal. Sus acciones al principio mostraban un corazón apegado a Ti, pero luego actuó como Roboam, su abuelo, y Abías, su padre, no reconociendo a Hanani como un verdadero profeta. ¡Sirva a Dios sin ningún resentimiento!