GOZO EN EL CIELO

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2024-03-27 03:00:00

Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.


San Lucas 15.7

El arrepentimiento es uno de los mejores remedios de Dios para mantener a las personas vivas y libres de las acciones del diablo, que desea la destrucción de la raza humana, creada a imagen y semejanza del Señor. Cuando ve a alguien en pecado, el Altísimo se compadece y hace lo necesario para que el ser humano llegue al pleno conocimiento de la Verdad. Al fin y al cabo, Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2.4).

Cuando un cristiano -ya sea un recién llegado a la fe o el más ungido- predica la Palabra y un pecador decide abandonar el mundo y sus malos deseos, hay fiesta en el Cielo. Si creemos eso, ¿por qué no difundimos más el amor de Cristo? Entonces habrá más celebraciones en el Reino de Dios. No sé cuánto durarán, ni si unas enmendarán a las otras. Pero sé que, el día que acepté a Jesús, ¡hubo una fiesta para el Padre!

El Id de Jesús debe ser respetado y cumplido, ya que hemos recibido poder para llevar a cabo esta obra. El Maestro dijo: Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» ¡Amén! (S. Mateo 28.18-20).

¡Imagine una gran congregación reunida para adorar a Dios, con un noventa y nueve por ciento de justos y un uno por ciento de no salvos! Si despreciamos a los impíos, no estamos haciendo lo correcto. Hay más alegría en el cielo cuando un pecador se convierte que cuando la gente alaba a Dios maravillosamente. Vea la importancia del mandato de Cristo de predicar el Evangelio a los pecadores. ¿Vamos a actuar?

Los justos no necesitan arrepentimiento, porque el Espíritu Santo ya habita en ellos. Pero siempre que uno de ellos comete un error y se arrepiente de sus acciones, sean las que sean, el pecado será borrado ante el Todopoderoso. Cada persona salvada se ha convertido en sacerdote para Dios y Padre; por tanto, confiese sus transgresiones y será perdonado y limpiado: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 S. Juan 1.9).

Debemos avanzar hacia la perfección y no seguir repitiendo las enseñanzas iniciales de la fe en Cristo: Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno (Hebreos 6.1-2). ¡Siga el entendimiento de Dios indicado en Su Palabra!

No cabe duda de que debemos llevar a la gente al arrepentimiento si queremos que haya gozo en el Reino de Dios. ¿Por qué no hacer de ello nuestra misión en la Tierra? Seguro que no nos faltará poder para curar a los enfermos, liberar a los oprimidos y salvar a los perdidos. ¿Lo hará? Antes de decir que sí, tenga en cuenta que [...] es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo (2 Corintios 5.10). Esta será su mayor realización en Cristo.

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor del Reino de la alegría eterna! Tienes muchos títulos, pero uno de los más grandes es el de Salvador. Te amamos y sabemos que eres el Justo, que viniste al mundo para salvar lo que estaba perdido. ¡Estamos agradecidos por tanto amor y deseo!

Que Te reconozcamos como el Dios verdadero, el único Señor y Padre de todos los que acuden a Ti para que les cambies la vida. Mira cuántos se postran ante Ti, confiesan sus pecados y deciden vivir según Tu Palabra. ¡Tú eres el Señor!

Mientras no cumplamos la misión que nos has delegado, difundiendo Tu plan de salvación, no nos des paz. Que la gente deje de acudir a Ti sólo por razones humanas, sino bajo Tu dirección y unción. ¡Anhelamos obedecerte!