LA CONDENACIÓN ETERNA

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2024-07-22 03:00:00

Y les dirás: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: De esta forma quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y en Tofet serán enterrados, porque no habrá otro lugar para enterrar. 


Jeremías 19.11

Jeremías habló de quebrantar al pueblo – romper a los que, por haber entendido el mensaje, querían permanecer en el pecado. Él estaba en el Antiguo Pacto, la ley de la muerte. Hoy estamos en la ley de la libertad, el Evangelio. No hay nada más que hacer por el hombre que predicar la obra redentora de Cristo. Tenemos que estudiar el último mandato de Cristo a Su Iglesia, ¡sacar a la gente del pecado, del fuego, de la enfermedad y de otros males!

Jesús fue muy claro cuando declaró a las casi 500 personas que presenciaron Su ascensión al Cielo: Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (S. Mateo 28.18). El Salvador tiene todo el poder en el Cielo y en la Tierra. Por eso nos mandó recorrer el mundo, realizando Sus hechos. Los religiosos no aceptaron la Buena Nueva y se enfurecieron por las acciones del Maestro. ¡Pobres vidas!

Cristo determinó entonces la misión de la Iglesia, diciendo: Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, (V. 19). No tenemos que luchar con ninguna religión, solo enseñar la Verdad. Cuando cumplamos este mandamiento, veremos que se producen curaciones, prodigios y señales entre las personas necesitadas. Pero si no lo cumplimos, la gente se frustrará por el vino nuevo (S. Marcos 2.22). ¡Misericordia!

Después de hablar de lo que le sucedería a Judá y a sus habitantes, Jeremías rompió la vasija que Dios le había enviado a comprar y la llevaba por donde iba, y se transformó en muchos pedazos. De otra manera, Jesús tomó el pan, lo bendijo y lo partió en muchos pedazos, y la gente comió hasta saciarse (S. Lucas 9.14-17). ¿Qué partiremos en diferentes partes: el Pan de Vida o el Pan de Muerte? Este tiempo es para que demos a la gente el Pan de vida, no el Pan de muerte.

El mandato era: enseñe a las naciones como hizo el Salvador. Nosotros somos los sucesores de Cristo, así que no podemos cambiar lo que Él dijo, porque Él es el Maestro y nosotros somos Sus siervos. Un siervo nunca será superior al Maestro, pero el siervo bueno y fiel hace lo que el Señor le ha mandado: Y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. ¡Amén! (S. Mateo 28.20).

El tiempo de los fragmentos de condenación ha pasado para los que están en Cristo. Ha llegado el momento de que las personas se aparten del pecado y del dolor y pasen al Reino de la justicia, de la paz y de la salvación. Este período en que vivimos es especial, porque no hay ni habrá un solo momento en que el Altísimo deje de bendecir a los que creen en Él. Así que gaste sus fuerzas en proclamar la Buena Nueva a la gente, y verá lo útil que es su vida.

Después de dar el mensaje, Jeremías rompió la vasija y la enterró en Tofet, el lugar del fuego y la matanza. El Mesías, en cambio, abrió los cielos a los hombres y derramó sobre todos el Espíritu Santo, el otro Consolador. Jesús nos ha lavado para siempre de nuestros pecados (1 S. Juan 1.7). ¡Somos libres en Cristo! (Romanos 8.2)

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares

La Oración de Hoy

¡Señor de misericordia y amor! Gracias por las revelaciones de Tu Palabra sobre la ley de la muerte y la del Espíritu de Vida, que nos ha liberado del pecado. Ahora solo tenemos que caminar Contigo y ganar las batallas. ¡Gracias por todo!

No hay manera de que el diablo pueda atraparnos a vivir en pecado, porque Tú has declarado que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros, y eso es para siempre. ¡Te amamos con nuestro corazón y alma y determinamos que todo en nosotros bendecirá Tu Nombre!

Úsanos para llevar Tu mensaje por todo el mundo, yendo de casa en casa con Tu poder para sanar, liberar y salvar. Nuestra única misión es dar al mundo Tu paz, Tu amor y Tu salvación. ¡Venimos ante Ti para agradecerte por habernos llamado!