LA DELICIA DEL HIJO DE DIOS

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2025-02-02 03:00:00

Aflicción y angustia se han apoderado de mí, pero tus mandamientos han sido mi delicia.


Salmo 119.143

Las delicias de los hombres son diversos y dependen de lo que llevan en el corazón. Cuando guardamos los mandamientos del Señor, las tentaciones, las pruebas y otros ataques del diablo no nos afectan, porque cuando obedecemos a Dios, Él nos visita y nos saca de las manos del enemigo. Sin embargo, los que viven lejos del Señor no tienen el temor de Dios; por lo tanto, no serán guardados por el ángel de Dios (Salmo 34.7). ¡Cuidado! 

Una persona que anda en la carne dirige sus pensamientos al pecado y a las cosas materiales y, de este modo, no agrada a Dios ni obtiene respuesta a sus súplicas, oraciones y propósitos: Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan. (Hebreos 11.6). Es imposible andar con el Señor y no tener Su protección y compañía. El Todopoderoso no comparte Su casa con nadie (1 Corintios 3.16).

La sensación experimentada al observar los mandamientos divinos es como el efecto de una medicina para la depresión y otras aflicciones mentales, físicas y espirituales. Sin embargo, esta «medicina» no se compra en farmacias ni la recetan especialistas, sino que la administra Dios mismo, que conoce nuestras necesidades y se complace en ayudarnos. Cuando esté en apuros, lleve su problema al Padre; si su corazón nunca ha estado abierto al Altísimo, ya sabe cuánto sufre lejos de Él.

Quien medita en las afirmaciones de la Palabra se fortalece en su fe en Cristo, es perfecto en sus resoluciones contra los males que lo atormentan en el Nombre de Jesús y, al mismo tiempo, es sabio al clamar al Padre sobre cualquier asunto. Quien nunca obtiene respuesta a sus oraciones necesita meditar en los mandamientos y cumplirlos. De este modo, será amado por el Hijo, por el Padre, y también verá las manifestaciones de Cristo en su vida (S. Juan 14.21).

Muchos cristianos viven angustiados y vencidos por las pruebas, porque nunca sienten alegría al guardar los mandamientos del Señor, y así no superan las luchas que surgen contra ellos y sus familias. Jesús nos ha dado poder sobre el poder del diablo y de los demonios: Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. (S. Lucas 10.19). ¿Por qué temer a Satanás si tiene a Dios de su lado?

Los problemas y las angustias no molestan a los que están sanos en la fe, porque cuando llegan las dificultades, actúan inmediatamente como enseña la Biblia y alejan las perturbaciones. Los que no aceptan su fe se doblegan ante el diablo y por eso viven con problemas. En cambio, los que se mantienen firmes en la Palabra son sin duda un ejemplo para todos, incluso para los de su propia casa. ¡Crea y venza!

Disfrute de los mandamientos bíblicos y será ungido y bendecido. Al creer en las promesas de Dios, el cristiano sale de la opresión del enemigo y se convierte en victorioso, como Jesús. Vivir bajo la unción de lo Alto le hará actuar como actuó el Maestro: Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada) (S. Juan 10.35).

        

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor de los poderosos mandamientos! Debemos comprometernos con la Palabra para ganar las batallas. Quien no disfruta de Tu gracia disponible en el Evangelio, la Buena Nueva de Tu Reino, vive por debajo del umbral de la pobreza, ¡sin saber lo que es ser hijo Tuyo!

Hemos sido preparados para servirte como sacerdotes y reyes de Tu Reino eterno, por Tu Hijo y nuestro Señor. Por eso, nunca dejaremos que la angustia y la ansiedad aflijan a Tu pueblo. Jesús ya ha pagado el precio de nuestra caída. ¡Utilízanos!

Siendo conscientes de la liberación proporcionada por el Salvador en la cruz, no nos doblegaremos ante las tentaciones. Padre, Tu Palabra nos basta. Tu pueblo ha sido salvado para vivir con dignidad. En el nombre de Jesús, ¡somos libres!