LA HERENCIA DE LOS SANTIFICADOS

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2024-06-07 03:00:00

Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.


Hechos 20.32

Es imposible que alguien permanezca sin arrepentirse, porque este don es lo mejor que podemos recibir del Altísimo. No hay manera de que el enemigo nos pueda tentar y vencer con sus mentiras: las gracias recibidas por medio de Cristo son muy superiores a cualquier promesa que nos haga Satanás. Hemos sido confiados a la Palabra de Dios y a Él, que puede edificarnos y darnos una herencia entre todos los santificados. Permita que el Espíritu Santo le entregue a los cuidados del Señor y sea salvo.

¿Cuál es nuestra herencia? Esta se compone de todas las bendiciones reveladas en las Escrituras, pero la persona descuidada que no busca su derecho nunca lo sabrá. Por desgracia, hay personas con tiempo suficiente para ver innumerables programas de televisión, pero no para doblegar su razón ante la Verdad. Pues ella es Dios mismo en medio de nosotros, por lo que sus razones son infinitamente mejores que las nuestras. ¡Deje que el Altísimo le edifique!

Isaías habló claramente de nuestra herencia: Ninguna arma forjada contra ti,

prosperará, y tú condenarás toda lengua que se levante contra ti en el juicio. Ésta es la herencia de los siervos de Jehová: su salvación de mí vendrá», dice Jehová (Isaías 54.17). La revelación anterior es esencial, porque hace que las armas preparadas por el enemigo contra los cristianos no les alcancen, aunque ellos piensen que son insignificantes.

Somos encomendados a Dios para que nos edifique de una manera que le agrade. Lo que el Señor haga será muy diferente de lo que el hombre imagina, pero posiblemente aún más fuerte. El amor divino lo hará por nosotros, como ha declarado el Espíritu Santo. Ninguna persona salvada tiene que preocuparse por la falta de alimento del día siguiente o por la ropa, pensando que sus tribulaciones son prueba de que ha sido olvidada por el Salvador. ¡Eso nunca le ocurrirá a Aquel que nos compró! (S. Mateo 6.25-34).

El profeta Isaías también nos encomendó a la Palabra de Su gracia, al Verbo vivo del Señor, y Él nos guardará hasta el final. Así que sea positivo, no se doblegue ante el enemigo, sino manténgase firme y fuerte en su fe en Cristo. De ese modo, usted nunca será avergonzado ni derrotado (2 Corintios 2.14). Somos lo mejor de Dios en el mundo: ¡Su imagen y semejanza! Por eso el diablo nos odia y quiere matarnos, robarnos y destruirnos (S. Juan 10.10). ¡Pero Dios es el Más Grande!

El Altísimo es poderoso para edificarnos de modo que ya no caigamos ni causemos daño a Su Reino (Judas 1.24-25). Sin embargo, si uno no tiene cuidado, caerá en la tentación y luego quedará atrapado en las trampas del maligno. ¿Es posible liberarse de algún error? Sí, con el Señor adelante, nunca perderemos las batallas. Crea y viva de gloria en gloria y de victoria en victoria (1 S. Juan 1.8-2.1). No hay ninguna posibilidad de que el reino de las tinieblas nos aniquile.

Dios también es poderoso para darnos una herencia entre los santificados. Esto incluye a los que han sido los más grandes entre los hombres en la santificación y el servicio al Reino celestial, y los que fueron más o menos en el cumplimiento de sus deberes. Todos los llamados por el Señor que hoy están fuera de Su casa deben regresar cuanto antes, porque corren el riesgo de experimentar la muerte eterna. ¡Dios los ama!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares

 


La Oración de Hoy

¡Señor de la Palabra de la gracia! Gracias por encomendarnos a Ti y también a la Palabra de Tu gracia. Así, por la fe, podemos y debemos seguir los caminos que nos abres en las Escrituras, ¡y seremos tremendamente bendecidos!

El hecho de que creamos en Ti y sepamos que eres poderoso para edificarnos en la santísima fe, que nos da acceso directo a Ti, nos hace estar convencidos de que podemos afrontar cualquier tormenta y confiar en la Verdad, que nos libera de las cosas ocultas de las tinieblas.

Hoy, Te invocamos en espíritu y en verdad, para caminar a Tu lado y superar cualquier prueba. Con esto, seremos Tus adoradores, ¡oh único Dios verdadero! ¡Te damos gracias porque nos amas y nos fortaleces en Jesús!