La indiferencia de algunos los llevará a probar el rigor del Altísimo por toda la eternidad. La Palabra nos advierte sobre este pecado mezquino y diabólico: Pero el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. (S. Lucas 12.48). No considere suyo lo que llega a sus manos, sino, como mayordomo fiel, ¡alabe a Dios!

Galaad, hijo de Maquir y tataranieto de Jacob, fundó la familia de los galaaditas, y su nombre también hace referencia a un territorio. En la batalla que puso fin a los 20 años de sufrimiento de Israel, se quedó al este del río Jordán y no acudió en ayuda de la nación oprimida por Jabín, rey de Canaán. ¡Cuántos hijos de Dios actúan también así, sin siquiera hacer una oración en favor de la misión de la Iglesia en todo el mundo!

Dan era una tribu dedicada al comercio, que se dedicaba a la exportación de productos a diversos países y también a la importación. Jesús nos advirtió sobre el espíritu de comercio que se apodera del corazón de muchos: Asimismo, como sucedió en los días de Lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; (S. Lucas 17.28). Para los danitas, la prioridad era obtener beneficios, ¡y esa era una actitud muy mala!

Jacob habló de Dan, su hijo con Bilha, sierva de Raquel: Dan juzgará a su pueblo como una de las tribus de Israel.  Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo y hace caer hacia atrás al jinete (Génesis 49.16-17). Algunos eruditos afirman que el Anticristo procederá de la tribu de Dan. Jeroboam, el rey fundador del Reino del Norte, colocó uno de los becerros fabricados en Dan como demostración de su maldad (1 Reyes 12.26-29).

Para los danitas, las ordenanzas de Dios carecían de valor. Tan pronto como ocuparon el lugar que les había dado Josué, se armaron, fueron al norte y sometieron a Lesem, haciendo lo que quisieron. Esa parte no les fue dada, pero se establecieron allí, y esto se conoció con el proverbio: de Dan a Beerseba - del norte al sur. Con la derrota del reino del norte por Asiria, no se sabe adónde fueron los habitantes de este lugar.

Aser debió establecerse en los puertos del mar como recaudador de impuestos que debía cubrir las tasas por el comercio de mercancías. Esta tribu tampoco tomó la iniciativa de ayudar contra Jabín, por lo que se perdió la recompensa que le habría correspondido. Los hijos de Dios deben preocuparse por hacer la voluntad de Dios, que siempre es justa y buena. ¡El mundo necesita oír el mensaje de salvación para evitar la perdición eterna!

Las ganancias obtenidas por quienquiera que sea son infinitamente menores que la retribución de los fieles que se complacen en cumplir los mandamientos del Altísimo. Entonces, ¿por qué desobedecer Sus ordenanzas? Aquella batalla fue decisiva para Israel, pero algunos tenían otros propósitos en mente. Desafortunadamente, lo mismo ocurre hoy con la mayoría de los salvados.

        En Cristo, con amor,

        R. R. Soares