NO COMETA MAS ERRORES
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2025-01-05 03:00:00
Aférrate a la instrucción, no la dejes; guárdala, porque ella es tu vida.
Proverbios 4.13
Ser corregido por el Señor significa que no estamos fuera de Su plan. Puede ser que nuestras acciones no le estén agradando, por eso Él nos muestra el camino a seguir, para acercarnos a Él. No es posible que nadie esté triste porque ha sido amonestado. Esta persona debe dar gracias a Dios por mostrarle el camino para que vuelva a la plena comunión con Él (Hebreos 12.5-11). ¡Nunca deje de lado la corrección!
El Padre celestial quiere ver a Sus hijos proceder sabiamente, evitando la práctica de cualquier transgresión, que pueda mancharlos y darles un final oscuro. Incluso las personas que aún no han llegado a la luz, pero que lo harán, se sorprenderán cuando escuchen que hace algún tiempo se ensuciaron en algún pecado inmundo y vil. Dios habla de responder bien a sus advertencias: Hijo mío, si tu corazón es sabio, también a mí se me alegrará el corazón. (Proverbios 23.15). ¡Sea prudente!
Cuando sienta que un versículo le llama la atención, leyendo la Biblia o escuchando su predicación, medite en ello de inmediato y verá que el Padre le está corrigiendo, porque le ama. Él mismo declaró: Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? (Hebreos 12.7). Dios nunca le permitirá extraviarse, sino que le conducirá de regreso a Su presencia. ¡Crea!
Aferrarse a la instrucción debe ser un acto de amor al Señor, porque Él le ha revelado que hay algo malo en usted. Tomemos el caso de Noemí, que regresó a Belén de Judá guiada por Dios, después de residir en el país de Moab y perder allí a su marido y a sus dos hijos. Sus dos nueras, viudas de sus hijos, decidieron seguirla y ella las puso a prueba dos veces. ¡Una de ellas regresó a la casa de sus padres!
Cuando Noemí vio que Rut, una de sus nueras, se había quedado, le habló por tercera vez: Noemí dijo: Mira, tu cuñada ha regresado a su pueblo y a sus dioses; ve tú tras ella. (Rute 1.15). Ella le respondió: No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque a dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios. (v. 16).
Rut se aferró a su suegra y no la abandonó. Ni siquiera le importaba si tenía marido o no, porque había asumido al Dios de Noemí como su Señor. Todos debemos prestar atención a las indicaciones del Todopoderoso en cualquier situación, demostrando que hemos resuelto seguirlo y esto nunca cambiará. Ahora bien, si somos reprendidos, ¡ciertamente es el amor del Padre demostrando que no quiere perdernos, sino renovarnos para aquel Día!
¡Cuán importante es aferrarse a la instrucción y no dejarla! ¡Ella es nuestra vida! Lea el final del versículo en estudio y ore al Señor, arrepintiéndose de sus iniquidades y pidiendo otra oportunidad para no perderse. En nuestro último día en la Tierra, o en el regreso de Jesús, es necesario que nos encuentren perseverando en la fe para resucitar con Él. Es importante comprobar cómo caminamos, porque después de la muerte no habrá segunda oportunidad. ¡Decídase!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
Señor, ¡nuestro verdadero Amigo! No queremos dejar la instrucción, queremos aferrarnos a ella. Nuestra meta es vivir a Tu lado en esta vida y en la eternidad. Sabemos que Tu amor nos protegerá, llevándonos al Cielo con Jesús. ¡Te damos las gracias!
Aunque el diablo insista en que no seremos felices porque aún no hemos vivido santamente, porque hemos participado en el mundo, donde todo está permitido, nuestra respuesta es: nos quedaremos a Tu lado, Padre, ¡porque Tú eres el Autor de nuestra fe y el Sustentador de nuestra vida!
Como Rut, llegaremos hasta el final. No queremos detenernos a mitad del camino, abandonando la vida y Tu amor para volver a ser quienes éramos antes de conocerte. A Tu lado, nunca nos equivocaremos, sino que viviremos ante Ti con fidelidad y respeto. ¡Ayúdanos, Padre amado!