OBSTRUYENDO EL CAMINO

COMPARTILHE

2024-02-26 03:00:00

Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: «¡Yo soy tu salvación!»


Salmo 35.3

No se puede comprender a los hermanos en Cristo que no confían plenamente en Ti; al fin y al cabo, Tus promesas siempre se cumplen. Al comprender la grandeza del Altísimo, David vio que era real, por lo que no tuvo miedo del ataque de miles de soldados. Creía que Dios estaría entre ellos, defendiéndolo contra las armas que le lanzaran. Varias veces, David vio cómo la mano del Señor lo libraba de enemigos que desaparecían cuando él clamaba.

Saúl estaba poseído de un odio mortal hacia David, tratando de matarlo, pero la mayoría de las veces, algo sucedía y el malvado rey tenía que detener la persecución. Lea esto: Saúl iba por un lado del monte, y David con sus hombres por el otro lado del monte. Se daba prisa David para escapar de Saúl, pero Saúl y sus hombres habían rodeado a David y a su gente para capturarlos. (1 Samuel 23.26). ¿Podría ser éste el fin del futuro monarca?

No sería esta vez ni ninguna otra que Saúl pondría sus manos sobre David. Ahora bien, esto no sucedió por una acción planeada por el Señor: Entonces llegó un mensajero y dijo a Saúl: «Ven en seguida, porque los filisteos han hecho una incursión en el país». (1 Samuel 23.27). Fue el Altísimo quien tomó la lanza y cerró el paso a los perseguidores de David, pues éste era el hombre conforme a Su corazón. Dios también tiene razones para guardarnos, sólo tenemos que creer (Salmo 34.7).

El astuto Saúl pensaba que David ya estaba en sus manos, pero la infalible providencia de Dios lo protegió una vez más, como nos dicen las Escrituras: Abandonó Saúl, por tanto, la persecución de David, y partió contra los filisteos. Por esta causa le pusieron a aquel lugar el nombre de Sela-hama-lecot (1 Samuel 23.28). Dios sabe cómo empuñar la lanza y detener los pasos de los que persiguen a Sus siervos. Confiar en el Padre hará que nunca usted se someta al diablo.

Con tantas promesas alentadoras, ¿por qué dudar o dejar de creer en Aquel que nunca habrá de defraudar a los que confían en él? El Señor ya demostró que nos ama al dejar Su trono y nacer en un mundo lleno de problemas (Romanos 5.8). Él no vino a recorrer la tierra, sino a realizar la obra que nos libera del odio y del plan del diablo para aniquilarnos. El Señor nos libra de nuestros adversarios.

El problema de la mayoría de las personas es la soledad en la que viven. A pesar de tener amigos, trabajo y ganas de vivir bien, no se consideran triunfadores. Sin embargo, cuando alguien les enseña cómo actuar para triunfar, se interesan por conocer a Jesús de Nazaret como el Amigo que no puede fallar. Él quiere evitar que la mala suerte y las fuerzas del mal actúen en sus vidas. Así que la actitud correcta hacia el éxito llega inmediatamente a sus corazones.

Finalmente, el Señor quiere hacer por usted lo que David deseaba cuando suplicaba: Di a mi alma: Yo soy tu salvación. El Todopoderoso cumplirá todo lo que su alma anhela. Dele una oportunidad, permitiéndole hacer de usted alguien querido y apreciado dondequiera que vaya. ¡Dios guarda a los Suyos como a la niña de Sus ojos! (Salmo 17.8)

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares

 


La Oración de Hoy

¡Amado Dios! Siempre que sea necesario, Tú sacarás la lanza para cerrar el camino de los malvados que intentan acabar con los que necesitan ayuda para que venzan as tentaciones. ¡Tú eres nuestra Fuerza!

Queremos aprender a amarte, disfrutando de la vida de forma limpia y poderosa. Los poderes de las tinieblas nunca nos harán daño, porque Tú nos llenas en todos los sentidos. Nunca nos cansaremos de buscarte y amarte.

Visita nuestro corazón, Tu casa. Extiende Tus manos hacia nosotros, porque necesitamos Tu poder. ¡Te amamos con todo nuestro corazón! Viviremos sin las mentiras del reino del mal. Es bueno conocerte y estar en Tu presencia, ¡que nos trae la calma!