PARA QUE TE VAYA BIEN

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2025-06-09 03:00:00

Oye, pues, Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová, el Dios de tus padres.


Deuteronomio 6.3

En el versículo que estamos estudiando, encontramos seis verbos que nos ayudarán a comprender la voluntad de Dios. Una vez revelada, podremos ocupar nuestro lugar en Cristo. El Señor nos hizo autoridades sobre el mundo cuando dijo: «Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.» (S. Lucas 10.19). Dios nos ha equipado para que hagamos el bien.

Israel debía escuchar el mensaje y obedecer al Señor, poniéndose en Su presencia. Más tarde, con la venida de Jesús, esto se hizo evidente. Pero el pueblo no quiso recibirlo. Por eso su casa quedó desierta, y seguirá desierta hasta que reconozcan el señorío de Cristo: «Vuestra casa os es dejada desierta, pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”» (S. Mateo 23.38-39).

Israel debía estar atento a las determinaciones del Altísimo, pero se dejó llevar por las «autoridades religiosas» y se perdió la visitación del mismo Jehová con quien hizo pacto: «A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron.» (S. Juan 1.11). Ahora, a los que le reciben, les da el mayor poder del mundo: «Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» (S. Juan 1.12).

Los israelitas debían escudriñar las palabras del Altísimo para conservar lo que sería su mayor riqueza: «Respondió Jesús y le dijo: —Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le pedirías, y él te daría agua viva.» (S. Juan 4.10). Su error les hizo sufrir barbaridades. Si hubieran escuchado al Señor, habrían sido personas capaces de enseñar la Verdad a los demás.

Lo que tenían que guardar era para su propio bien, y sigue siéndolo para cualquiera que quiera experimentar la bondad del Señor. Millones de cristianos se sienten realizados, y lo están. Cuando lo necesitan, oran, y Dios les responde (Filipenses 4.6-7). Está claro que la vida abundante prometida por Jesús es verdadera. Sin embargo, se enseña tan mal a la gente que no aprovecha su posición para disfrutar de las bendiciones (S. Juan 10-10).

Israel tuvo la promesa de que se multiplicaría en gran manera, pero como no cumplió con el «deber» ordenado por el Dios único, se hizo pequeño. Del mismo modo, la Iglesia de Cristo se ha dejado llevar por pensamientos negativos. Sus miembros solo buscan la prosperidad material y, cuando surgen problemas en este ámbito, lloran inmediatamente ante el Señor, diciendo que no entienden por qué se enfrentan a tantas luchas. ¡La tierra del Evangelio es productiva!

En la Tierra de la Promesa se puede sembrar de todo, porque dará una buena cosecha. Sin embargo, como los cristianos tienen otros planes para sí mismos, no se dan cuenta de que el diablo está atando los dones a los que tienen derecho (Colosenses 3.1-4; 1 Pedro 5.8-9). ¿Por qué actúan así si Dios los ama?

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares

 


La Oración de Hoy

¡Verdadero Señor! Es bueno oír Tu voz trayéndonos noticias y mandamientos. Porque nos hemos comprometidos con el Verbo que creó todas las cosas, Tú nos bendices poderosamente. ¡La Buena Nueva enriquece nuestra alma!

Sin comprender Tu voluntad, vagamos por este mundo. Pero cuando sabemos que se nos ha preparado una vida abundante, nos sentimos fuertes para cumplir Tu propósito. ¡Abre nuestros ojos para que veamos cuánto esperas de nosotros!

Sabemos que el bien vendrá a nosotros. No en vano nos revelas parte de Tu maravilloso plan para el hombre. Queremos conocerte más, para poder vivir al más alto nivel y glorificarte. Padre, ¡nuestro deseo es estar a Tu lado!