¿SE CONMUEVE EL CORAZÓN DE DIOS?

COMPARTILHE

2025-04-15 03:00:00

¿Cómo podré abandonarte, Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré hacerte como a Adma, o dejarte igual que a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.


Oseas 11.8

Fue duro para el Señor dejar que Su pueblo fuera llevado cautivo ya no por Egipto, sino por un pueblo peor que los súbditos del Faraón: los asirios, conocidos por su maldad contra sus adversarios. Aunque venimos de Adán y luego de Noé, el odio entre los hombres procede del diablo. ¿Por qué querría alguien destruir, por ejemplo, la paz que reina entre un matrimonio? El ser humano es malvado, ¡por eso necesita nacer de nuevo!

Cuando el pueblo de Dios actúa mal y ofrece culto a los demonios, como hizo el reino del Norte, está a punto de ser dominado por el adversario, que le mostrará cuánto cuesta pedir su favor practicando lo que atenta contra la santidad del Señor. Efraín nunca habría sido entregado al enemigo si no hubiera pecado. Quien camina en la presencia de Dios no es tocado por el maligno (1 S. Juan 5.18).

El Señor le hace la misma pregunta a Israel, es decir, a una parte del pueblo que luchó con Él y venció. Más tarde, los del reino de Judá, fieles a la casa de David, hicieron lo mismo que los del reino del Norte, por lo que fueron entregados en manos de los babilonios (2 Reyes 22.16.17). La voz de la profecía habla de dos pueblos que podrían haber sido la corona del Señor, pero fueron esclavizados.

También en nuestros días vemos a muchos que se entregan a la iniquidad. Los padres fueron salvos y santificados, pero en lugar de que los hijos permanecieran firmes, se dejaron llevar por el pecado. Los que abandonan al Señor no tendrán buena suerte, porque están cometiendo dos pecados que exigen castigo, como dijo Jeremías: Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua. (Jeremías 2.13). ¡Medite en ello!

El Altísimo dijo a los habitantes del reino del Norte: “Azufre y sal, abrasada está toda su tierra; no será sembrada ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira.” (Deuteronomio 29.23). ¡Debemos vivir en santidad!

Dios envió la misma declaración a Zeboim, otra ciudad destruida en el mismo fenómeno que acabó con Sodoma y Gomorra. El reino del Norte también sería destruido y, en cuanto a su gente, nadie sabría el paradero de sus descendientes. No juegue con el Señor, porque todas las advertencias divinas sobre el pecado les sucederán a quienes abandonen el camino del bien para seguir el del pecado. Antes de que sea demasiado tarde, ¡arrepiéntase!

El Todopoderoso, que es inmutable (Malaquías 3.6), dice claramente: Mi corazón se conmueve dentro de mí. Él advierte que toda Su compasión sigue ardiendo. Por eso, quien no se arrepienta de sus transgresiones y sigue actuando como la gente de esas cuatro ciudades, sabrá por toda la eternidad que no hizo lo correcto. ¡Cuidado!

 

        En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor de la profecía cumplida! Es una pena que haya personas que ceden a las mentiras del diablo y actúan al margen de Tu juicio. Viven en diversos pecados. ¡Tus advertencias nos convencen de permanecer en Tu camino!

Los que se rebelan y no se retractan de sus decisiones, obedeciendo al rey del Infierno en la segunda venida de Jesús, se desesperarán y clamarán por misericordia y amor, ¡atributos Tuyos que hoy rechazan!

Tu lamento por Efraín y todo Israel es cierto. Dijiste que no harías con ellos lo que hiciste con Adma y Zeboim, ciudades destruidas por el fuego y el azufre, igual que Sodoma y Gomorra. ¡Ayuda a los pecadores a volverse a Ti!