SIN LAS OBRAS DE LA LEY

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2025-04-08 03:00:00

Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley.


Romanos 3.28

La fe fue el medio que Dios creó para que el pueblo del Nuevo Pacto se conectara con Él ahora, tal como lo hizo en los días del Antiguo Testamento. A través de ella, pueden resolver sus problemas, pero no todos la vieron y la ven así. En la llamada galería de los héroes de la fe, vemos que demostraron el valor y la utilidad de esta bendición actuando por fe (Hebreos 11). Jesús fue quien trajo la revelación de su gran valor, enseñando a todos a usarla sin miedo y con plena certeza (S. Marcos 11.23). ¡Ella habla y actúa!

La fe se concede al oír la Palabra de Dios; luego, si alguien la medita, su corazón sabrá que es fe, pues la Biblia dice: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10.17). Es mejor entenderlo al revés: a través de la Palabra de Dios, oye, comprende y adquiere la certeza de que lo que Dios ha dicho le pertenece. Usando la fe, ¡uno se fortalece para romper las cadenas del enemigo!

Recordemos lo que ya he dicho varias veces. En la cruz, Jesús murió dos veces. La primera fue la separación de Su Padre, con quien era uno. Al recibir sobre sí nuestras rebeliones y nuestros pecados, Cristo fue abandonado por el Padre y exclamó:  Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: «Elí, Elí, ¿lama sabactani?» (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»). (S. Mateo 27.46). La muerte espiritual significa la separación completa del Altísimo.

Entonces, cuando todo había terminado, Jesús gritó para que resonara por toda la eternidad: Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: —¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. (S. Juan 19.30). En ese momento, Él descendió al mundo de la muerte y fue directamente al trono del diablo. Los demonios celebraban entre ellos porque pensaban que la vida y el poder les pertenecían. Sin embargo, ¡el Salvador los despojó de la autoridad sobre la humanidad!

El profeta Isaías, en una visión dada por el Espíritu de Dios, contempló el pasaje de Jesús por las regiones de la muerte, diciendo: —He pisado yo solo el lagar; de los pueblos nadie había conmigo; los aplasté con ira, los pisoteé con furor; su sangre salpicó mis vestidos y manché todas mis ropas. (Isaías 63.3). No había nadie con Cristo, ni siquiera un ángel, pero Él derrotó al Infierno (Colosenses 2.15). ¡Aleluya!

Volviendo al tema de la justificación por la fe, que es uno de los más importantes de la Biblia, todo el mundo puede y debe asumir la bendición de ser absuelto de su deuda ante Dios. Cuando esto sucede, toda su familia también se beneficia, porque acceden a la paz con el Señor al convertirse en uno con el Padre y el Hijo (Hechos 16.31; S. Juan 17.21). La bendición que usted recibirá es mayor de lo que jamás hubiera podido prever. Todo está hecho (1 Colosenses 2.9).

La conclusión es que el hombre que recibe a Cristo en su vida ya no le debe nada al diablo, porque se ha convertido en la justicia de Dios al ser redimido de la culpa. Por lo tanto, acepte la invitación del Señor, siendo la bendición para la que Él le destinó. Usted será respetado en el mundo espiritual incluso por las fuerzas de las tinieblas. Siendo uno con el Hijo y el Padre, ¿por qué las fuerzas del maligno se atreverían a ir contra usted? ¡Use el poder del Nombre de Jesús!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de nuestra fe! Queremos llevar a muchas personas a experimentar Contigo una realidad nueva y poderosa. A partir de ahora, Tú, oh Dios Altísimo, darás esta bendición a quien crea en Ti. Esto no sucedía antes, ¡porque no se predicaba de Ti de esta manera!

Queremos ver a nuestros hermanos fortalecidos en Tu poder, para que toda fortaleza del enemigo caiga por tierra. Saldremos satisfechos con Tu obra realizada a favor de todo aquel que se atreva a creer en Tu Palabra. ¡Tener fe es maravilloso!       Según las Escrituras, no hace falta hacer nada más, solo poner en práctica Tus palabras, diciendo que hemos sido justificados. Padre, escucha la oración que Te dirige esta persona sobre la grandeza de la resurrección de Cristo, que nos dio derecho a ser salvados.