UNA CONSULTA SIN SENTIDO

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2025-05-02 03:00:00
«Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, hace guerra contra nosotros; quizá Jehová haga con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se aleje de nosotros.»
Jeremías 21.2
Los israelitas de Judá le pidieron al profeta Jeremías que consultara algo sin sentido al Señor. Dijeron que no entendían por qué Nabucodonosor, el malvado rey de Babilonia, guerreaba contra ellos. Aquellos que no tienen al Dios de la paz y la seguridad a menudo son atacados por las fuerzas del Infierno. Como revelan las Escrituras, ¡el hombre necesita conocerse a sí mismo y saber cómo actuar para librarse de los embates del diablo! (2 Timoteo 3.16-17).
Cuando le consultemos algo incoherente al Altísimo, no seremos respondidos. Solo habrá comunión con Dios si el hombre se arrepiente de sus errores, los confiesa y pide la liberación total de ellos. Debe haber confianza mutua entre Dios y el hombre, recordando que el Padre celestial conoce el corazón humano. ¡Es imposible engañar al Omnisciente!
Si Judá hubiera hecho lo correcto, las fuerzas enemigas no los habrían derrotado. Sin embargo, al estar fuera del Pacto con el Señor, el pueblo de Dios traspasó el muro de fuego que los protegía, y Satanás entró con sus males (Zacarías 2.5). Arréglese con el Altísimo, y ningún mal le sobrevendrá. Los que juegan con su fe deben darse cuenta de que Dios guarda a Sus siervos fieles. En cambio, si usted está en pecado, el mal le atacará. ¡El Señor es justo!
Viviendo en la presencia de Dios, descansaremos bajo Su sombra, como declara el salmista: El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. (Salmo 91.1). ¿Por qué muchas personas no toman en serio las advertencias divinas? Porque aman las tinieblas. Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. (S. Juan 3.19).
El pueblo de Dios se atrevió a hablar con Jeremías, que ya les había advertido de la invasión de Judá por el rey de Babilonia, en la que llevaría cautivos a sus mejores ciudadanos, diciendo que podía ser que el Altísimo obrara con ellos según todas Sus maravillas. Esta era la propuesta del Señor; lo único que hacía falta era que los israelitas se arrepintieran de sus pecados. El pueblo y las autoridades estaban tan equivocados que Dios no actuó en favor de ellos.
Muchas familias abandonan la Iglesia y, cuando la situación se les va de las manos, piden oración a los siervos de Dios. Cuando les decimos que la falta de comunión con el Padre hace que surja el mal, prometen volver a servirle, pero esto no siempre sucede. Si reciben la cura del enfermo o la solución a la crisis, volverán a su error. Nadie puede engañar al Señor, que es la Verdad.
Imagínense cómo será el Día de la segunda venida de Cristo, cuando se presencie el gran poder del Cielo. Los que se han desviado de la fe se desesperarán, clamando misericordia, pero no les será concedida. Este es el momento de reconciliarse con Dios.
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios, Salvador de la humanidad! Viendo la forma de actuar de algunos miembros de la iglesia nos preocupamos. Algunos dicen ser salvos, pero no viven como tales, ¡igualándose a la gente del reino de Judá!
Es necesario servirte de todo corazón, como Tú estableces en la Palabra. Tu mano derecha nunca fallaría para detener cualquier amenaza maligna contra Tus santos. Desafortunadamente, ¡muchos no Te buscan, pecan y no se arrepienten de vivir en la carne!
Los israelitas querían saber por qué Nabucodonosor iba contra Judá. Pensaron que, si Tú escucharas su petición, derrocarías al rey de Babilonia, dándoles su libertad y obrando maravillas en medio de ellos como en el pasado. Ellos actuaban como niños. ¡Misericordia, Padre!