Guarde su alma
01/07/2023En paz
01/09/2023COMPARTE
ENTENDIMIENTO POBRE – Cuando el entendimiento de las personas es pobre, pequeño o cuando ellas no están preparadas para oír la Palabra, debemos usar un lenguaje simple, como el de las parábolas, para enseñar lecciones preciosas. El Señor hizo esto muchas veces, pues el pueblo no lograba absorber la Verdad como ella es. El Maestro les habló a individuos que se trasladaban hasta donde Él estaba para poder oírlo: Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden(Mateo 13:13). El mensaje era incomprensible para ellas. Solo lo entenderían con el pasar del tiempo.
LA NECESIDAD – Inspirado por el Padre, el Maestro sintió la necesidad de pasar por Samaria. Era mediodía, y sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar algo para comer. Él se quedó solo junto al pozo de Jacó. De repente, apareció una mujer de la región para buscar agua, y Él Se dirigió a ella para pedirle que le diese un poco para beber. Después de haber hablado muchas cosas sobre las Escrituras, ella mencionó que sabía que el Mesías estaba por venir, y Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo (Juan 4:26). Que privilegio tuvo ella, pues oyó de Su boca Quien era Él. ¡Qué privilegio tienen los que Lo oyen también!
¿POR QUÉ DISCUTIR? – Los judíos estaban debatiendo con Jesús sobre su origen, pero el Maestro quería que supiesen cómo era eso de hecho. Por eso, los incentivó a abrir el corazón y percibir la Verdad. Los judíos daban una serie de excusas, demostrando que no entendían nada de la Palabra. Entonces, el Maestro les habló bien claro: El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta (Juan 7:17). No es posible que no entendamos lo que la Biblia dice, si le damos oído. ¡El Maestro es la Palabra!
LA VOLUNTAD DIVINA – Todo aquello que Jesús hizo y enseñó en Sus días aquí en la Tierra es útil para quienes anhelan conocer la verdad. Si no conocemos lo que está registrado en los libros de la Biblia, nunca tendremos acceso a la Verdad. De esa forma, permaneceremos cautivos, pues no hay otro medio de ser liberados, sino a través de las Escrituras Sagradas. Jesús dijo: Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero, y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo (Juan 8:26). ¡Conozca la voluntad divina a través de los registros bíblicos, o nunca será iluminado!
QUIEN ES ÉL – Jesús fue elevado en el madero y ahora debe ser elevado en nuestras prédicas, para que los perdidos vean que Él puede perdonar sus pecados, limpiándolos y haciéndolos nacer de nuevo. De otro modo, nunca entrarán en el Reino de Dios: Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy y que nada hago por mí mismo, sino que, según me enseñó el Padre (Juan 8:28). Las doctrinas de las religiones no tienen el poder de aproximarlo a usted a la sensación de plenitud. ¡Solo la Palabra puede hacerlo!
JUNTO A MI PADRE – Los judíos no se curvaban ante la Verdad, pues amaban más su religión que la dicha eterna. Ellos no entendían que era necesario nacer de nuevo y acercarse a Cristo para ser perdonados y preparados para el Reino de los Cielos. De la misma forma hoy, hay personas que se prenden a sus creencias y, al mismo tiempo, quieren cambiar el Evangelio –la Buena Noticia de lo que Jesús hizo para salvarlas. Así, el Maestro Les habló a todos: Yo hablo lo que he visto estando junto al Padre, y vosotros hacéis lo que habéis oído junto a vuestro padre (Juan 8:38). Quien no oye al Señor da oídos al enemigo. ¡Cuídese!
COMO ME DIJO – Solo hay un medio para que las personas escapen de la perdición eterna: aprender del Altísimo sobre la Verdad. Nuestra gran obra es estar atentos a las enseñanzas del Maestro, para que las personas lleguen al entendimiento real de su situación espiritual. El pecado de Adán nos alejó de la presencia divina, llevándonos a la perdición. Por eso, cuando obedecemos a la orden de Jesús de que impartamos todo lo que Él ha enseñado a los primeros discípulos, hacemos de los perdidos verdaderos hijos de Dios. Él dijo: Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho (Juan 12:50).
CAMINO EQUIVOCADO – Judas Iscariotes decidió tomar el camino equivocado desde el comienzo, pues, estando en la función de tesorero del ministerio de Jesús, siempre buscó hacerse de algún recurso sin autorización, y eso es robar. Prefirió tener el título de ladrón en vez de ser un siervo honesto y fiel. Hay muchos que caminan hacia el lago de fuego y azufre, pero no se dan cuenta de que deben cambiar de dirección. Al final, el destino de esas personas será la perdición eterna. Pueden cambiar de vida, si meditan en esta frase de Jesús: No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido. Pero debe cumplirse la Escritura: “El que come pan conmigo alzó el pie contra mí.” (Juan 13:18).
TENER VIDA – Todo lo que Jesús hizo y enseñó tenía el propósito de llevar al pueblo a cambiar de vida. Pero, lamentablemente, había quienes no querían reflexionar sobre estas enseñanzas. Del mismo modo, hay personas, en nuestros días, que obedecen al demonio, negándose a asumir un compromiso con Dios. Cierta vez, Cristo hizo la siguiente observación: no queréis venir a mí para que tengáis vida (Juan 5:40). ¿Por qué? Esta es la pregunta que no encontró respuesta en los labios de ellos ni en los de muchos hoy. Los días pasan, y, pronto, algunos bucearán en la perdición eterna. ¡Esté atento!
SINO POR MÍ – Me gustaría estar al lado de usted en este instante, para decirle que este texto le sirve. ¿Por qué no convertirse pronto, dejando el mundo perverso y los placeres carnales? La Biblia alerta: Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí(Juan 14:6). El tiempo aceptable para hacerlo es ahora. Mañana será demasiado tarde.
En Cristo, con amor,
Dr. R. R. Soares